Los retablos existentes pertenecen a la iglesia del Convento de San Francisco, careciendo muchos de ellos de interés, salvo el del Sagrario y la parte central del retablo de la Inmaculada, ambos de factura barroca de mediados del siglo XVIII. Es digno de mención también el retablo de los Esponsorios de la Virgen o de San Juan Bosco, obra de principios del siglo XVII. El retablo que actualmente cobija a María Auxiliadora presenta una bella factura barroca, conservando además de sus formas originales algunos tondos escultóricos barrocos. El del Cristo de la Victoria, de composición sobria, ha sido identificado como perteneciente a la Inmaculada Concepción, del XVI y, por tanto, de la primitiva iglesia mudéjar.

 

Entre las obras de orfebrería y forjado, sobresalen algunas como la magnifica reja de hierro forjado del XVII de la capilla Bautismal. El presbiterio, al que se accede a través de espaciosas gradas, se halla delimitado por una artística baranda de hierro forjado, decorada a base de granadas. En orfebrería, cuenta con valiosos ejemplares como el cáliz y vinajeras mexicanas del siglo XVIII, el portapaz del siglo XVI, la cruz parroquial dieciochesca o los cuatro evangelistas de plata de la misma época; por otra parte, se conservan aún varios candeleros barrocos y la corona de metal plateado de la Virgen de la Soledad, cuyas rocallas delatan su origen dieciochesco. En cambio, el bello Sagrario es obra de mediados del siglo XX, realizado en madera tallada y dorada y plata.

 

También en las artes plásticas atesora diversas piezas de interés; así, destacan las imágenes de la Divina Pastora (siglo XVIII), Virgen de la Soledad (s. XVII), Niño Jesús de Alonso Cano (s. XVII), San Ginés (s. XVII), así como varios cuadros barrocos que se guardan en la sacristía.

La Divina Pastora de la Parroquia de Moguer fue donada a la misma por la comunidad capuchina que regentó el templo a mediados del siglo XX. Tras haber recibido culto, sucesivamente, en el convento de Santa Clara y en los salones parroquiales se decidió, dado un gran valor artístico, dedicarle un altar propio dentro de la iglesia principal de la localidad. Aun no estando totalmente esclarecidos sus orígenes, la hipótesis más consistente sostiene que la imagen es el resultado de una adaptación efectuada a una antigua Inmaculada para ser venerada como Pastora por Cristóbal Ramos, en el Setecientos, para la ciudad de Sevilla. Se trataría, pues, de una de las imágenes de esta advocación más antiguas de todo el orbe.

 

Nuestra Sra. de la Soledad es una imagen de candelero para vestir, del siglo XVII. Originaria del convento de Santa Clara, desde su recuperación en los años setenta por la Hermandad de la Vera Cruz procesiona cada Viernes Santo. Además de por la belleza y antigüedad de la imagen, destaca por el considerable patrimonio barroco con el que cuenta, dentro del cual podemos citar una saya bordada en oro, los candeleros y la corona de plata, todos del XVIII.

 

El Niño Jesús atribuido a Alonso Cano es una talla barroca de estilo montañesino, que actualmente ocupa el ático del retablo del Sagrario.

La actual imagen de la Virgen de la Granada de Enrique Orce, es copia de la anterior destruida en 1936. Entre los objetos artísticos se encuentran unos ornamentos "al romano", y los cuatro evangelistas de la custodia de plata destruida, del XVIII; y un finísimo relieve de alabastro inglés del XV que representa a un Ecce Homo. Parte de estas obras se hallan expuestas en el Museo Diocesano de Arte Sacro con sede en el Monasterio de Santa Clara.

 

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